Viktor Emil Frankl (Viena, 1905-1997)

Nuestra Asociación toma el nombre del neurólogo y psiquiatra austríaco, sobreviviente del Holocausto.
Viktor E. Frankl, reconocido mundialmente por su libro "El hombre en busca de sentido", escrito tras vivir en 4 campos de concentración durante la 2ª guerra mundial, dio el nombre de Logoterapia por la unión de estas dos palabras: Logos, palabra griega que equivale a “sentido” y terapia que significa “tratamiento”. La Logoterapia centra su atención en el significado de la existencia humana, así como en la búsqueda de dicho sentido por parte de cada ser humano, además de la búsqueda del sentido en la vida cotidiana. Frankl se convirtió en una de las figuras clave de la terapia existencial y una fuente prominente de inspiración para los psicólogos humanista.

Viktor Emil Frankl nació en Viena (Austria), el 26 de marzo de 1905, en el seno de una familia judía que siempre recordaría su cariño y calidez.
Médico de formación, obtuvo el grado de Doctor en Medicina en 1930; fue Catedrático de neurología y psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Viena; ocupó varias cátedras en otras universidades, como Stanford, Dallas, Harvard y Pittsburg; fue presidente de la Sociedad Médica de Psicoterapia de Austria, y director del Departamento de Neurología del Policlínico de Viena; recibió varios doctorados Honoris Causa; impartió conferencias y cursos alrededor de todo el mundo; escribió más de dos decenas de libros, que han sido traducidos a varios idiomas, además de una gran cantidad de artículos; obtuvo el grado de Doctor en Filosofía, en 1949, con una tesis doctoral que, en su traducción al castellano, es conocida con el título de "La presencia ignorada de Dios". Manifestó desde muy joven una gran talla intelectual y, siendo todavía un adolescente, entabló relación epistolar con Sigmund Freud, quien le invitó a colaborar con una importante revista psicoanalítica de la época. Del mismo modo, mantuvo una estrecha relación con Alfred Adler, del cual fue discípulo. Estos dos pioneros de la psicoterapia fundaron en Viena el Psicoanálisis y la Psicología Individual, respectivamente. Por su parte, Frankl fundó la Logoterapia, la cual ha venido a conocerse como la "Tercera Escuela Vienesa de Psicoterapia". En el año 1942, ya casado con la que fue su primera esposa, Tilly Grossner, y estando ésta embarazada de su primer hijo, fue hecho prisionero por los nazis. A lo largo de los tres años siguientes, pasaría por cuatro campos de concentración: Theresienstadt, Kaufering, Turkheim y Auschwitz.
Su número de prisionero fue el 119104. En los campos de concentración murieron Tilly y su hijo, sus padres y su hermano. Su hermana pudo escapar del holocausto nazi, trasladándose a Australia. El mismo Frankl pudo haberse librado de tal horror, ya que obtuvo un visado para viajar a Estados Unidos, que rehusó de manera admirable con el fin de compartir la suerte de su familia.
Él mismo nos relata en su obra El hombre en busca de sentido qué acontecimiento le llevó a tomar esta decisión, que iba a ser clave en el curso posterior de toda su existencia. En abril de 1945 es liberado de su cautiverio, finalizando lo que él mismo llamó su "experimentum crucis", lo que le supuso tener que re-aprender, de una manera radical, a ser persona de nuevo. Un tiempo después de su liberación contrajo matrimonio con una enfermera católica, que trabajaba en el Policlínico de Viena, Eleonore Katharina Schawindt.
Frankl falleció el 2 de septiembre de 1997 en Viena, su ciudad de toda la vida, tras una intensa y prolífica vida, tanto en lo estrictamente personal, como en lo académico y lo profesional.

De su libro “El hombre en busca de sentido ” : La pregunta por el sentido de la vida

Lo que de verdad necesitamos es un cambio radical en nuestra actitud hacia la vida. Tenemos que aprender por nosotros mismos y después, enseñar a los desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros. Tenemos que dejar de hacernos preguntas sobre el significado de la vida y, en vez de ello, pensar en nosotros como en seres a quienes la vida les inquiriera continua e incesantemente. Nuestra contestación tiene que estar hecha no de palabras ni tampoco de meditación, sino de una conducta y una actuación rectas. En última instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea y cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo. Dichas tareas y, consecuentemente, el significado de la vida, difieren de un hombre a otro, de un momento a otro, de modo que resulta completamente imposible definir el significado de la vida en términos generales. Nunca se podrá dar respuesta a las preguntas relativas al sentido de la vida con argumentos especiosos. "Vida" no significa algo vago, sino algo muy real y concreto, que configura el destino de cada hombre, distinto y único en cada caso. Ningún hombre ni ningún destino pueden compararse a otro hombre o a otro destino. Ninguna situación se repite y cada una exige una respuesta distinta; unas veces la situación en que un hombre se encuentra puede exigirle que emprenda algún tipo de acción; otras, puede resultar más ventajoso aprovecharla para meditar y sacar las consecuencias pertinentes. Y, a veces, lo que se exige al hombre puede ser simplemente aceptar su destino y cargar con su cruz. Cada situación se diferencia por su unicidad y en todo momento no hay más que una única respuesta correcta al problema que la situación plantea. Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir, ha de aceptar dicho sufrimiento, pues ésa es su sola y única tarea. Ha de reconoces el hecho de que, incluso sufriendo, él es único y está solo en el universo. Nadie puede redimirle de su sufrimiento ni sufrir en su lugar. Su única oportunidad reside en la actitud que adopte al soportar su carga. En cuanto a nosotros, como prisioneros, tales pensamientos no eran especulaciones muy alejadas de la realidad, eran los únicos pensamientos capaces de ayudarnos, de liberarnos de la desesperación, aun cuando no se vislumbrara ninguna oportunidad de salir con vida. Ya hacía tiempo que habíamos pasado por la etapa de pedir a la vida un sentido, tal como el de alcanzar alguna meta mediante la creación activa de algo valioso. Para nosotros el significado de la vida abarcaba círculos más amplios, como son los de la vida y la muerte y por este sentido es por el que luchábamos.

En busca de Sentido

En esta obra, Viktor E. Frankl explica la experiencia que le llevó al descubrimiento de la logoterapia. Prisionero durante mucho tiempo él mismo sintió en su propio ser lo que significaba una existencia desnuda.

Duelo y Transiciones vitales

Toda transición (adolescencia, jubilación, la ruptura de una relación...) supone un proceso de duelo durante el que elaboramos el cambio: dejamos lo ya conocido para empezar algo nuevo. Este libro aborda las claves para una resolución satisfactoria y los nuevos retos psicológicos para cada una de las transiciones tratadas.

Duelo Anticipado y Sentido

En este libro se aborda el duelo del paciente ante su propia muerte pero también del sufrimiento de los familiares, con una especial atención a los casos de niños y adolescentes.

El Duelo Aqui y Ahora

En el I Symposium del Observatorio del Duelo de la Asociación Viktor E. Frankl, celebrado durante los días 18 y 19 de abril de 2008 en la ciudad de Valencia, se abordó el tema del duelo desde distintas perspectivas.

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